No puedes mejorarte. Y no estoy diciendo que el mejoramiento no pueda ocurrir -recuerda-, pero tú no puedes mejorarte. Cuando dejas de intentar mejorarte, la vida te mejora.
En esa relajación, en esa aceptación, la vida empieza a acariciarte, la vida empieza a fluir a través de ti.
Nadie ha sido como tú y nadie será como tú; simplemente eres único, incomparable. Acéptalo, ámalo, celébralo, y en esa misma aceptación comenzarás a ver que los demás son únicos, empezarás a ver su incomparable belleza.
El amor sólo es posible cuando hay una profunda aceptación de uno mismo, del otro, del mundo.
La aceptación crea el ambiente en el que crece el amor, el terreno en el que el amor florece.
Estás aquí porque la existencia te necesita tal como eres. ¡Si no fuera así habría puesto a otra persona en tu lugar!. La existencia no te habría ayudado a estar aquí, no te habría creado. Estás haciendo algo muy esencial, algo fundamental, tal como eres. Si Dios hubiera querido un Buda, lo habría creado, habría creado todos los que hubiera deseado. Produjo un Buda, eso fue suficiente, y se quedó satisfecho, completamente satisfecho. Desde entonces no ha creado otro Buda ni otro Cristo.
En cambio, te ha creado a ti. ¡Piensa en el respeto que el Universo te muestra!. Te ha elegido a tí.
Y la razón es que tú eres más necesario. Ahora mismo encajas más. Su trabajo ya está hecho, ellos han contribuido a la existencia con su fragancia. Ahora tú tienes que contribuir con la tuya.
Pero los moralistas, los puritanos, los sacerdotes siguen enseñándote, y siguen volviéndote loco. Dicen a la rosa: "conviértete en un loto". Y dicen al loto "¿Qué haces aquí?. Tienes que ser otra cosa". Vuelven loco a todo el jardín y todas las plantas empiezan a morirse; porque nadie puede ser otra cosa que lo que es, simplemente es imposible.
Eso es lo que le ha pasado a la humanidad. Todo el mundo aparenta. Se ha perdido la autenticidad, se ha perdido la verdad, todo el mundo trata de aparentar que es otra persona.
Mírate a ti mismo: pretender ser quien no eres.
Y sólo puedes ser tú mismo: no hay ningún otro camino y nunca lo ha habido; no hay ninguna posibilidad de que seas otra persona.
Seguirás siendo quien eres.
Puedes distrutar de ello y florecer, o puedes negarte y te marchitarás.
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